Quizás te encuentres en un momento menos que optimo laboralmente hablando. Y quizás te encuentres dandole más vueltas de la cuenta: un proyecto que se aproxima su fin, un jefe que no te entiende, o sencillamente tienes la sensación de llevar un embudo que te persigue a todos lados dejando caer todos los "marrones" sobre tu cabeza
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Perhaps you find yourself in a less than optimal job situation. And often times you catch yourself thinking about it more than you would like to: a project that is ending; a boss that doesn't understand you; or you feel you have a funnel over you so that all "brownies" just fall on your head.
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Me gustaría poder tener respuesta a tus problemas, pero no la tengo. En el fondo, esto solo es un bolg de historia. Pero quizás el relato de hoy pueda dar un poco de perspectiva al tus preocupaciones.
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Precisamente el protagonista de hoy vive de esos marrones que nadie quiere. Viajemos a Londres, sobre el año 1190, mucho antes de la era de los lujosos baños públicos victorianos (pero esa historia es para otro día). En la Edad Media, los baños públicos eran algo impensable. La gente hacia sus necesidades en cualquier lugar (algo que incluso hoy no hemos conseguido erradicar por completo). En aquel entonces este habito ya era intolerable, especialmente para las mujeres. Para minimizar el desagradable habito, hombres y mujeres con grandes capas negras y cubos en mano paseaban por la ciudad ofreciendo sus servicios. Si te encontrabas en un momento de "emergencia" lejos de casa podías acudir a una de estas personas. Dejaban el cubo en el suelo, te rodeaban con su amplia capa y podías hacer tus necesidades en publico de una manera algo más discreta. Y así es como surgió la profesión de "retrete humano" en Londres. Un desagradable trabajo de sumo beneficio social. |
I wish I had an answer for you as to how to make it stop. I don't, after all this is only a history blog. But perhaps today I can shine some perspective on your worries.
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Precisely today's main character makes a living on the "brownies" no one wants. Let's travel to London around the year 1190, way before the era of the luxurious Victorian public restrooms (but that's another day's story). During the Middle Ages, public restrooms were unheard of. People found relief just about anywhere (a habit that unfortunately we have not been able to completely eradicate to this date). Even back then this was intolerable, specially to women. In order to discourage this habit, men and women dressed in oversized capes carrying buckets would walk around offering their services. Should you find yourself in a moment of "emergency" away from home, you just had to look for one of these people. He or she would set down the bucket, and surround you with the cape, allowing you to take care of business with a little bit more privacy. And this is how the job of "Human Toilet" was born in London. A very unpleasant job with great social benefits. |
Fuentes:
"London's Strangest Tales: Extraordinary But True Stories" de Tom Quinn |
Sources:
"London's Strangest Tales: Extraordinary But True Stories" by Tom Quinn |
domingo, 21 de junio de 2015
jueves, 4 de junio de 2015
POR CORREO / BY MAIL
Ahora que nos vamos acercando a las vacaciones de verano (por lo menos en este hemisferio), muchos de nosotros estamos pensando en hacer algún viajecito o desplazarnos hasta el apartamento de la playa. Y con eso también vienen las preocupaciones económicas.
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Now that we are approaching the summer vacation (at least on this hemisphere), many of us are thinking of taking a trip or going down to the apartment by the beach. And with that, come the economic concerns related to traveling.
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¿Cómo podemos ahorrar? ¿Compramos en el super en lugar de ir a restaurantes? ¿Vamos en avión, en coche, o quizás en tren? ¿Qué hacemos con los niños? ¿Nos los llevamos o los dejamos con los abuelos?
Justamente esa ultima pregunta tenía una respuesta muy sencilla hasta 1920. ¡Enviemos a los niños por correo! |
¿How can we save money? Should we get food from the supermarket instead of going to the restaurant? Should we travel by plane, by car, or by train? What should we do with the kids? Should they come along, or should they stay with the grandparents?
That last question, actually had a very simple answer until 1920. Let's just mail the children! |
Fotografo desconocido / Unidentified photographer - Smithonian Museum
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Hasta el año 1920, podías enviar un niño por correo ordinario siempre y cuando le pegaras los sellos correspondientes en su ropa.
El 19 de febrero de 1914 los padres de May Pierstroff la enviaron desde Grangeville, Idaho a casa de los abuelos en Lewiston, Idaho por el módico precio de 0,53$. Entonces, la normativa de correos limitaba el envío de paquetes a aquellos con un peso inferior a 50 libras (unos 22,6kg). ¡Pero eso no excluía el envío de niños! Así que ¿por qué pagar un billete de tren normal, cuando el pequeñajo de la familia podía viajar en el vagón de correos por mucho menos? |
Up until the year 1920, one could send a child by ordinary post by simply attaching the stamps to his or her clothes.
On February 19th 1914, the parents of May Pierstroff mailed the girl from Grangeville, Idaho to her grandparent's house in Lewiston, Idaho for only $0.53. Back then, the postal norms limited the weight of the item being sent to 50lb. (approximately 22,6kg), but it did not, however , exclude children! So, in saying that... Why should one pay a full train ticket for the little ones, when they can travel for a lot less in the post wagon? |