¿Cómo llega una nación a prohibir algo tan común e inofensivo como una patata? |
How does a country ban something as common and harmless as a potato?
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Imaginemos por un breve instante la siguiente situación:
Tras hacer la compra en tu supermercado o verdulería favorita, el dependiente te regala un manjar sumamente exótico de tierras lejanas. Tirarlo a la basura sería sencillamente un sacrilegio. Cuando llegas a casa (justo para la hora de comer) abres el paquetito con el misterioso regalo y te encuentras con lo siguiente: |
Let us imagine for a brief moment the following situation:
After buying the groceries at your favourite supermarket or veggie stand, the clerk gives you (for free) an extremely exotic delicatessen from far away lands. Throwing it out is simply out of the question. When you get home (just in time for lunch time) you open the mysterious package and you find the following little surprise: |
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Muerto de hambre y carcomido por la curiosidad buscas ayuda en Google y en YouTube sobre como prepararlo. Acto que resulta ser un fracaso absoluto. Definitivamente estás solo ante el peligro.
¿Cómo lo preparas? ¿Te lo comes crudo? ¿Lo cocinas entero? ¿O solo aprovechas centro? ¡Que desespero! Debes decidir. Pero ojo con lo que hagas. Al dependiente de la tienda se le ha olvidado decirte que, aunque exquisito, si no se prepara correctamente puede ser de lo más indigesto o incluso tóxico. Te parecerá una situación absurda, pero…. los cocineros de las cortes inglesas en la época de los Tudor se enfrentaron a ese mismo dilema (con el agravante de estar cocinando para la reina y toda la nobleza). Para esos desafortunados cocineros el desafío se llamaba: Patata (o papa, para la mayoría de latinoamericanos hispano-parlantes). Dícese que en 1589 Reina Elizabeth I recibió un regalo de Sir Walter Raleigh (explorador e historiador Irlandés) al regresar de uno de sus viajes. Se trataba de unas plantas de patatas. Pero, al igual que el dependiente de nuestro ejemplo modernizado, éste olvidó incluir la receta con el regalo. Ante semejante novedad, la reina ordeno preparar un banquete para toda la realeza y nobleza inglesa que tuviera como protagonista este tubérculo del Nuevo Mundo. |
Starving and overcome with curiosity, you look for help about how to prepare it in Google and YouTube. The search turns out to be an absolute failure. You are completely on your own here.
How do you prepare it? Do you eat it raw? Do you cook the entire thing? Or maybe only its center? How frustrating! You must decide. But be careful with what you decide to do with it. The clerk forgot to tell you that, even though it's exquisite, if it is not prepared correctly it can be highly indigestive and even toxic. You may think this situation is completely absurd, but... the cooks of the English courts during the Tudor era faced this very same dilema (with the added pressure of cooking for the queen and all of the noble families). For the unfortunate cooking staff the challenge was called: Potato. According to the story, in 1589 Queen Elizabeth I received a gift from Sir Walter Raleigh (an Irish explorer and historian) upon returning from one of his voyages. The gift was a bunch of potato plants. But, much like the clerk in our modernised example above, Sir Walter forgot to include the recipe for this new ingredient. Perplexed with such a novelty, the queen ordered a banquet for all the royalty and noble families featuring this brand new tuber brought from the New World. |
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En un visto y no visto, y pese a la absoluta inexperiencia de los cocineros preparando patatas, éstos se pusieron manos a la obra:
Los cuchillos resonaban contra la madera. El calor en la cocina aumentaba con cada fogón encendido. Los cocineros corrían sin cesar de un lado a otro de la cocina tirándose de los pelos pensando en cómo servirlo: ¿Crudo, frito, asado o quizás hervido? ¡No importa! Probemos de todas las maneras que se nos ocurran. Y in saber cómo, finalmente el banquete estaba a punto para presentarse a la “creme de la creme” de la sociedad inglesa. Los comensales se sentaron en sus respectivos lugares según ordenaba el protocolo del momento. Delante de ellos habían gigantes bandejas y pucheros con unos tonos verdes vibrantes (sí, lo has leído bien, verdes) como nunca antes habían visto en esas cortes. Los invitados comieron sin extrañar dichos alimentos. Quizás éstos no eran tan ricos como sus alimentos habituales abundantes en proteína animal, pero... ¿quién osaría decir nada a la reina? |
At the blink of an eye, and despite the inexperience of the cooks preparing potatoes they promptly began to work.
The knives echoed against the chopping boards. The heat in the kitchen increased with each new ignited stove. The cooks ran non-stop from one end to the other of the kitchen in chaos wandering how these things should be served. Should it be raw? Fried? Baked? Or perhaps Boiled? It does't matter! Let's try doing it every way can think of. And without really knowing how, the banquet was finally ready to be presented to the "creme de la creme" of the English high society. The guests sat at their respective places according to the strict protocol of the tudor times. Before them were gigantic plates and pots with the most vibrant green tones that the courts had ever seen before (yes, you read correctly, green). Everyone there ate without finding anything too strange for their taste. Perhaps the food was not as rich as their usual meals abundant with animal proteins, but...Who would dare complain to the queen? |
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Lo que no sabía nadie es que los pobres (e ignorantes) cocineros al ver la planta de la patata frente a ellos, la trataron como si de espinacas se tratara: cocinando las indigestas hojas y descartando la sabrosa raíz.
¡QUE DESASTRE! No hizo falta esperar a que terminara el banquete para ver a los primeros invitados con claros síntomas de malestar estomacal. Poco a poco fueron cayendo todos intoxicados por el nuevo manjar. Ni la misma Reina Elizabeth I se salvó de dicho malestar. Fue tal el fracaso que la reina prohibió el consumo y comercialización de la patata. Prohibición que duró 100 años. Ésta solo fue retirada una vez la patata ya había cobrado importancia en la dieta de los españoles, italianos y franceses. Eso sí, estoy convencida de que antes de que las patatas volvieran a encontrar su lugar en las cocinas inglesas, los cocineros hicieron un curso obligatorio para perfeccionar el arte de la cocción de la patata. |
What no one knew is that the poor (and ignorant) cooks when they saw the plant, they treated it as if it were spinach or something like it. They cooked the potatoes discarding the tasty and rich poor and cooking the toxic leaves.
WHAT A DISASTER! The banquet had not yet come to an end when the first guests started to show clear symptoms of food poisoning. Little by little all became intoxicated with this new delicacy. Not even Queen Elizabeth could be spared of such inconvenience. The failure of the banquet was such that the queen banned potato consumption and trade. The prohibition lasted 100 years. The ban was only lifted once the potato had already gained importance in the Spanish, Italian, and French diets. But of course, I am convinced that before potatoes found their way back to the English kitchens, all cooks had to take some sort of mandatory lessons to perfect the art of cooking a simple potato. |
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